jueves, 23 de octubre de 2014

Cualquier cosa es mejor


Juan Preciado

El crimen está organizado. Los ciudadanos no. El gobierno lleva un mes haciendo cómo que investiga lo que todo mundo ya sabe y un mes después la gente sale a las calles a protestar. Los dos están perdiendo el tiempo. Los dos reaccionan demasiado tarde. Uno es explicable, alargaran el tiempo lo necesario, digamos, unos 5 años, para poder dar una versión oficial creíble, claro está que sin muchos cambios del argumento reduccionista del malvado alcalde y su desalmada esposa. El otro no, el otro está aletargado, dormido, resignado.

Un día después de la “desaparición” de los estudiantes de la escuela normal rural, los medios de comunicación que no están embozados con rollos de billetes por parte del otro crimen organizado, se burlaban ante la razón dada por el alcalde fugado: no pudo tomar la llamada, cuando le reportaron los hechos violentos, porque estaba en un baile. También se dijo desde un principio que el motivo del “levantón” fue el enojo que provocaron en la desalmada esposa la protesta de los estudiantes  que le acorrientaban la ceremonia donde iba a declarar el intento de reelección del gobierno de la alcaldía a través de interpósita persona;  persona que era ella misma.

No aparecen los cuerpos y ni aparecerán. Nadie va a tomar el riesgo de informar que el padre Solalinde tiene razón. Se puede conseguir al doble del “tirador solitario”, pero no se pueden conseguir 43. Tampoco, dadas las circunstancias, se puede argumentar suicidio. Tampoco se puede argumentar estultamente que “se matan entre ellos”. Así que, literalmente, al tiempo. Total, si aún no sabemos bien a bien como murió el emperador Moctezuma II, si por pedrada (otro “tirador solitario”) o por cuchillo; si por fuego amigo o enemigo.

No vamos a señalar a nada ni a nadie, so pena de ser tachados (y por ende, descalificados) de tendenciosos. Pero es necesario encontrar el origen del problema. Y el problema es una violencia social que se manifiesta en un terrible "todos contra todos". ¿Donde se aprende eso? ¿En la escuela? No lo creo, no todos tienen el privilegio de asistir a una. ¿Todos son normalistas? Tampoco. ¿Todos son políticos, narcotraficantes o las dos cosas al mismo tiempo? Menos. ¿Qué hace la gente, toda, para pensar igual, querer lo mismo, comportarse de la misma manera, reaccionar como autómatas, todos igual, y acabar como delincuentes?; delincuentes de cuello blanco o sin el, de pistola al cinto o sin ella. Si respondemos esa pregunta, tendremos el 90% del problema resuelto, pues tendremos el diagnóstico, ese que nadie encuentra, por más sesudos análisis e investigaciones que se hacen a costillas de nuestra bolsa y, si, estamos hablando de política, so pretexto para que el organizador se embolse unos pesos, por que, sabemos, no todo es construir banquetas, tapar agujeros, colocar parquímetros, planta arbolitos, pintar taxis color de rosa; hay mil maneras de hacerse del dinero ajeno pretextando necesidades imaginarias o muy reales, perversamente cultivadas.

Estadísticamente, la mitad de la población es candidata a convertirse en asesino descuartizador pirómano, y la otra mitad, en víctima o “daño colateral”. ¿Dónde aprende la gente a comportarse como bestia? Por que, de cuello blanco, también hay bestias. ¿De verdad es la “necesidad económica la que obliga, impele, coerciona el comportamiento de la mitad de la población? 

Yo no lo creo.

“ ‘¿Por qué se dedica usted a esto?’ Y si dice que es porque tiene que ganarse la vida, le ofreceré el dinero que tenga y le pediré una vez más que piense en lo que está haciendo. Quiero impedir que el mayor número posible de hombres finjan tener que hacer esto o lo otro porque tienen que ganarse la vida. No es verdad. Uno puede morirse de hambre… es mucho mejor.”


Henry Miller, “Trópico de Capricornio”, Ed. Bruguera, 1980.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Desfondados


Juan Preciado
Año con año se califican como “atípicas” las lluvias que afectan e inundan las principales ciudades del país. Semejante calificativo es utilizado por las “autoridades”. De aquí podemos inferir que “atípico” es un neologismo que describe la indolencia, ineficacia y de plano inutilidad de las “autoridades” locales y federales para hacer frente a situaciones que son completamente previsibles. Lo mismo sucede cada año en las ciudades costeras del país durante la temporada de huracanes.  Simplemente se permite que los desastres ocurran. Existen indicadores y tecnología suficiente como para poder evaluar el potencial destructivo de un huracán que se forma mar adentro, muchos días antes de que comience su camino hacia las costas; no se forman de sopetón e improviso, son completamente mensurables. Entonces, ¿por qué no se hace nada para evitar desgracias materiales y humanas? Pues porque, para variar, son oportunidad de negocio para la delincuencia desorganizada. 

Existe una entelequia demagógica llamada FONDEN, que supuestamente tiene como objetivo “atender los efectos de desastres naturales imprevisibles, cuya magnitud supere la capacidad financiera de respuesta de las dependencias y entidades federales, así como de las entidades federativas”. Suena bonito, sólo que la capacidad financiera del fabuloso fondo tampoco alcanza para nada, por lo que la maquinaria del sistema entra en acción para iniciar la colecta organizada por los aparatos de propaganda y adoctrinamiento de masas, solicitando ayuda para “nuestros hermanos en desgracia”. ¿Por qué, si dizque se tiene un fondo (insuficiente) para (nunca) hacer frente a los daños (totalmente previsibles) ocasionados por desastres naturales, el sistema comienza a limosnear? ¿Qué tal si en vez de comprar un avión presidencial tan costoso como inútil (con el agravante de quién y para qué va ser utilizado), se asignan recursos suficientes para el ilusorio FONDEN (que así dejaría de ser una ilusión)? Pagamos muchísimos impuestos solamente para pagar la nómina de una burocracia rapaz; para hacer frente a las contingencias ocasionadas por su indolencia, tenemos que pagar todos. Son incapaces de organizar y llevar a cabo la evacuación de personas en peligro de recibir el impacto directo de un huracán, pero están prestos para limosnear a quién caiga en la trampa de la solidaridad. 

¿Cuánto donan los señores que ganan muchísimo dinero metiendo mano a los impuestos que pagamos todos? Cero. Los payasos que trabajan al servicio del sistema no se quedan atrás y realizan actividades varias (conciertos, por ejemplo) para recaudar fondos. Esos fondos, otra vez, salen de la bolsa de las personas tan ingenuas como bienintencionadas. Nadie garantiza además que lo donado en dinero o en especie llegue a los afectados; las donaciones siempre corren el peligro de engrosar los almacenes planificados para la compra de votos.  

El sistema de poder hace ostentación de cinismo y de falta de escrúpulos, cuando roba a manos llenas, sabedores de que la justicia en este país nuca alcanza al que roba lo suficiente para poder comprarla. Tal cinismo entrega pésimos ejemplos para el que se educa a través de los medios de comunicación; los unos, ante la desgracia, el saqueo de lo que queda en pie; los otros a pedir y a dar limosna. ¿De qué otra manera se puede explicar la facilidad con la que el mexicano se hace de lo que no es suyo? ¿Cómo es que tan fácilmente puede pasar al bando de la delincuencia ocasional? Siguiendo el mensaje que ofrece el sistema de poder: hacerse de cuanta cosa se pueda, sin reparar en los medios y sin sentir asomo de vergüenza.


Qué vergüenza.

lunes, 25 de agosto de 2014

¿Bombardeos? ¿Hablar de Dios? Obama sigue el guión de los yihadistas


Repetidamente se nos invita a observar en nuestras pantallas de televisión los aviones y drones haciendo blanco en las supuestas posiciones de los combatientes del Isil e imaginar su muerte dentro de la bola de fuego que calcina sus vehículos. El que no podamos ver sus rostros no lo hace menos obsceno.

Robert Fisk

El califato tiene productores teatrales bastante estrictos. Han escrito un sórdido y salvaje guión. Nuestro trabajo es responder cada una de sus frases. Nos comprenden lo suficiente para saber qué diremos. Así que decapitaron a James Foley y amenazan con hacer lo mismo con uno de sus colegas. ¿Qué es lo que hacemos? Exactamente lo que predije hace 24 horas: convertir la muerte de Foley en una nueva razón para seguir bombardeando el califato del Isil.

¿Y qué más nos provocaron hacer, o al menos al presidente estadunidense de vacaciones? Una guerra en estrictos términos religiosos, que es exactamente lo que ellos querían.

Barack Obama, antes de volver al campo de golf, informó al mundo que ningún Dios justo permitiría (al Isil) hacer lo que el grupo hace a diario.

Ahí lo tienen: Obama convirtió la barbarie del califato en una batalla interreligiosa entre dioses rivales; el nuestro (occidental) y el de ellos (el Dios de los musulmanes, claro). Esto es lo más que Obama se ha acercado a rivalizar con la necia reacción de George W. Bush cuando, al referirse al 9-11, afirmó que nos batiríamos en una cruzada.

Ahora, claro, Obama no se refirió al Dios musulmán de la misma forma en que Bush no tenía la intención de mandar a miles de guerreros cristianos a caballo a las tierras bíblicas de Medio Oriente. De hecho, Bush sólo envió guerreros en tanques y helicópteros.

Obama mencionó también que las víctimas del califato son “musulmanas en su inmensa mayoría, con lo que dio a entender que el califato ni siquiera es musulmán, pese a que su entusiasmo por intervenir en Irak a principios de este mes no fue por ayudar a esos miles de pobres musulmanes, sino porque le preocupaba que cristianos y yazidíes fueran perseguidos. Y, desde luego, existía el peligro potencial de que hubiera víctimas estadunidenses, hecho que los hombres de Abú Bakr Bagdadi comprendieron muy bien. Por eso asesinaron al pobre James Foley. No porque fuera periodista, sino por ser estadunidense; uno de los estadunidenses a los que Obama prometió defender en Irak.

Independientemente de si a Obama se le olvidó que había rehenes de nacionalidad estadunidense en Siria, el intento de rescate llevado a cabo por el ejército de Estados Unidos al menos prueba que sabían que Foley estaba en Siria. Pero, ¿por qué el Isil está en Siria? Pues para derrocar al gobierno de Assad, claro, que es lo mismo que nosotros intentamos hacer, ¿cierto?

¿Qué demonios hizo que Obama creyera que puede decir a los musulmanes lo que un Dios justo puede o no puede hacer? El presidente que lamentó la guerra de Bush en Irak, pero que no se da cuenta de que millones de musulmanes en Irak no creen que un Dios justo acepta la invasión estadunidense a su país en 2003, o que decenas de miles de iraquíes han sido asesinados por las mentiras de Bush y de Blair.

Quedé anonadado cuando escuché a Obama decir: Algo en lo que todos nosotros (sic) podemos estar de acuerdo es que un grupo como el Isil no tiene cabida en el siglo XXI.

Es el mismo discurso pedante que el viejo bribón de Bill Clinton usó para dirigirse al Parlamento jordano después del impopular tratado del rey Hussein con Israel; cuando afirmó que todos los grupos musulmanes que se opusieron al acuerdo estaban formados por hombres del pasado.

Por alguna razón, en verdad creemos que los musulmanes de Medio Oriente necesitan que les contemos su historia y les expliquemos qué los beneficia o los perjudica.

Los musulmanes que están de acuerdo en que el asesinato de Foley fue un repugnante crimen contra la humanidad fueron insultados por un cristiano que les dijo que un Dios justo aprobaría o desaprobaría. Y quienes apoyaron el asesinato estarán aún más convencidos de que Estados Unidos es, muy justificadamente, enemigo de todos los musulmanes.

En cuanto al siniestro verdugo británico John, me inclino a pensar que vivió entre Newcastle, Tyne o Gateshead, pues dado que he pasado tiempo en Tyne creí haber escuchado una pizca del acento característico de esa región.

Pero John bien puede ser francés, ruso o español. No es que algo de pronto lo volviera; se trata de un fenómeno que afecta a muchos otros jóvenes, y miles harán lo mismo que él.

¿Cómo fue que, por ejemplo, un australiano permitió que su hijo posara con la cabeza decapitada de un soldado sirio? (Un militar que servía en el ejército de Assad, cuyo gobierno juramos derrocar).

¿Y cómo han respondido nuestros servicios de seguridad a esto? Con sus tonterías habituales, dando a entender que el simple hecho de ver vía Internet esa horrenda ejecución podría constituir un crimen terrorista. ¿Qué clase de idiotez es esta?

Personalmente, encuentro igualmente ofensivo filmar –para luego mostrar por televisión– el asesinato en masa de seres humanos mediante bombardeos. Pero aún así los mostramos, ¿no es así? Repetidamente se nos invita a observar en nuestras pantallas de televisión los aviones y drones haciendo blanco en las supuestas posiciones de los combatientes del Isil e imaginar su muerte dentro de la bola de fuego que calcina sus vehículos. El que no podamos ver sus rostros no lo hace menos obsceno. Claro, sus actividades son lo opuesto a aquello por lo que luchaba Foley, pero ¿en verdad todos son milicianos? Aún no hemos escuchado esa aberrante maldición lingüística: daño colateral, pero estoy seguro de que pronto lo haremos.

¿Qué harán nuestros jefes de seguridad? ¿Convertir en crimen terrorista ver los videos de las acciones militares estadunidenses? Lo dudo, a menos que en las filmaciones se muestre el sangriento asesinato de muchos civiles. Entonces sí que podrían argumentar, con justa razón, que al verlos se alienta el terrorismo. Y entonces tendríamos que dejar de cubrir las guerras.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

martes, 12 de agosto de 2014

Una buena persona


Juan Preciado

Son de las cosas que dejan un pésimo sabor de boca. Un payaso, al servicio del sistema de poder (a través de la industria de adoctrinamiento de masas, no del sistema político, aclaro) muere de asfixia y se presume suicidio. Bueno, no nos interesan los detalles, para eso están los panfletos semanales y los diarios de superficialidades. Las declaraciones vertidas por la gente que tiene la oportunidad –y la obligación, recordemos que para eso les pagan- de hablar o escribir en los medios de propagación de embustes, mal llamados “de comunicación”, nos muestran la perversión del sistema, su discurso desarticulado–así tienen la cabeza- y sus desafortunadas consecuencias.

Resulta que, de las últimas declaraciones que podemos leer o escuchar, debemos asumir que el payaso “era un gran ser humano”, para después enterarnos que era un asiduo paciente de clínicas para rehabilitar adictos a drogas como la cocaína. De acuerdo, luego entonces, ¿dónde nos perdimos?

En un país como el nuestro, donde se cortan cabezas como si fueran margaritones gracias a los usos y costumbres de los señores que se encargan de llevar la droga al país vecino del norte, un consumidor  final y por lo tanto, cómplice de todos los delitos ocasionados por su miserable adicción, de ninguna manera puede ser calificado como “gran ser humano” o “buena persona”. Esto claro, desde la óptica de quién no se nutre del sistema, ni monetariamente ni anímicamente gracias a una dudosa “diversión”.  ¿Se puede sentir simpatía por aquellas personas que son el sostén y causa del negocio que impide, entre otras cosas, que los mexicanos que viven en las ciudades de la frontera norte, puedan salir tranquilamente de su casa sin peligro de ser secuestrados, asesinados o extorsionados de mil y un formas? ¿Se puede calificar como un gran ser humano a una cualquiera de las personas que no son más que cómplices de un negocio que arruina la vida diaria de miles de conciudadanos?

Todo lo anterior debe ser una broma de pésimo gusto, proveniente de un país que se especializa en ellas, algo parecido a la propuesta que días atrás hiciera un señor embajador: propone que se dé el premio nobel de la paz al ejército israelí.

La industria del espectáculo hace honor a su carácter trivial y al significado original de la palabra. Ya lo habíamos dicho en otra ocasión: trivial hace referencia, entre otras cosas, a aquello que tienen características de burdel y lupanar. 
De ningún modo es casualidad que en nuestro país, los miembros de la industria del espectáculo den tan pobre espectáculo; son los principales consumidores de drogas en México y siempre ha servido como casa citas para el poder político. Y que nos lo digan los dizque legisladores que fueron captados haciendo una burda parodia de su cargo y de lo que ellos consideran debe ser la “diversión”.

La palabra diversión proviene de “diverso” y esta palabra hace referencia a aquello que marcha contra corriente, incluso “volver la espalda”. Y lo que estos señores y muchísimas personas más hacen, es llamar “diversión” a aquello que va en contra de la palabra misma, ya que todos acaban haciendo lo mismo. Gracias a la industria de adoctrinamiento de masas, todos quieren lo mismo para acabar haciendo lo mismo; solamente por eso, no puede llamarse diversión a las obscenidades repetitivas y rutinarias que realizan a la primera oportunidad. Diversión se refiere a aquello que hacemos para salir de la rutina; y no hay nada más rutinario en nuestro país que comportarse como idiota cada vez que hay oportunidad.


Lo trivial no puede ser divertido y debería preocuparnos que la realidad de este país sea un amasijo de trivialidades.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Pesadilla en Gaza


NOAM CHOMSKY *

Entre todos los horrores desplegados en la más reciente ofensiva israelí en Gaza, el objetivo de Tel Aviv es simple: volver, a la chita callando, a la norma.

En Cisjordania, la norma es que Israel continúe su construcción ilegal de colonias e infraestructura para poder integrar a su territorio cualquier cosa que pueda ser de valor, mientras confina a los palestinos en cantones inviables y los sujeta a represión y violencia.

En Gaza, la norma es una existencia miserable bajo un sitio cruel y destructivo, que Israel administra para permitir apenas la subsistencia, pero nada más.

La más reciente escalada israelí fue disparada por el brutal asesinato de tres muchachos de una comunidad de colonos en Cisjordania ocupada. Un mes antes, dos chicos palestinos fueron muertos a tiros en la ciudad de Ramalá, en esa misma zona. Ese hecho despertó poca atención, lo cual es entendible, puesto que es rutina.

“El desdén institucionalizado por la vida de los palestinos en Cisjordania explica no sólo por qué recurren a la violencia –escribe Mouin Rabbani, analista de Medio Oriente–, sino también el más reciente ataque israelí a la franja de Gaza.”

En una entrevista, el defensor de derechos humanos Raji Sourani, que ha permanecido en Gaza durante los años de brutalidad y terror israelí, señaló: “La frase que con más frecuencia escuchaba cuando la gente empezaba a hablar de un cese el fuego era: ‘todos dicen que es mejor para nosotros morir y no regresar a la situación que teníamos antes de esta guerra. No queremos eso de nuevo. No tenemos dignidad ni orgullo; sólo somos blancos fáciles, y muy baratos. Si la situación no mejora en verdad, es mejor morir’. Hablo de intelectuales, académicos, personas comunes y corrientes. Todos lo dicen”.
En enero de 2006, los palestinos cometieron un crimen grave: votaron por quien no debían en una elección libre cuidadosamente vigilada, y entregaron el control del parlamento a Hamas.

Los medios proclaman constantemente que Hamas está dedicado a la destrucción de Israel. En realidad, los líderes de Hamas han dejado en claro en repetidas ocasiones que aceptarían una solución de dos estados, de conformidad con el consenso internacional que ha sido bloqueado por Estados Unidos e Israel durante 40 años.

En contraste, Israel, fuera de unas cuantas palabras vanas, está dedicado a la destrucción de Palestina, y se aplica en ese cometido.

El crimen de los palestinos en enero de 2006 fue castigado de inmediato. Estados Unidos e Israel, con la vergonzosa adhesión de Europa, impusieron severas sanciones a la población errante e Israel incrementó su violencia.
Rápidamente, Estados Unidos e Israel empezaron planes para un golpe militar que derrocara al gobierno electo. Cuando Hamas tuvo el descaro de revelar los planes, los ataques israelíes y el sitio se volvieron mucho más severos.

No debería haber necesidad de revisar el deplorable historial de lo ocurrido desde entonces. El sitio implacable y los salvajes ataques son acentuados por episodios de cortar el césped, para tomar prestada la alegre expresión con que designa Israel sus periódicos ejercicios de tirotear a los peces en el estanque como parte de lo que llama guerra de defensa.

Una vez que cortan el césped y los desesperados pobladores buscan reconstruir algo después de la devastación y los asesinatos, se acuerda un cese del fuego. El más reciente se estableció después del asalto israelí de octubre de 2012, llamada operación Pilar de Defensa.

Aunque Israel mantuvo el sitio, Hamas observó la tregua, como concede Tel Aviv. Las cosas cambiaron en abril de este año, cuando Fatah y Hamas forjaron un acuerdo de unidad que instauró un nuevo gobierno de tecnócratas, sin afiliación a ninguno de los dos partidos. Naturalmente, Israel estaba furioso, y más aún cuando hasta el gobierno de Obama se unió a Occidente en indicar aprobación. El acuerdo de unidad no sólo socava la aseveración de Israel de que no puede negociar con una Palestina dividida, sino también amenaza el objetivo de largo plazo de separar Gaza de Cisjordania y proseguir sus políticas destructivas en ambas regiones.

Algo tenía que hacerse, y la ocasión se presentó el 12 de junio, cuando los tres jóvenes israelíes fueron asesinados en Cisjordania. En un principio el gobierno de Netanyahu sabía que estaban muertos, pero fingió que lo ignoraba, lo cual dio la oportunidad de lanzar una incursión en Cisjordania, con Hamas por objetivo.

El primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó tener cierto conocimiento de que Hamas era el culpable. También resultó mentira.
Una de las principales autoridades sobre Hamas, Shlomi Eldar, informó casi de inmediato que muy probablemente los asesinos procedían de un clan disidente de Hebrón que desde hace mucho tiempo ha sido una espina en el costado de Hamas. Eldar añadió: Estoy seguro de que no recibieron luz verde de la dirigencia de Hamas; sólo les pareció que era momento de actuar.
Sin embargo, la escalada de 18 días después del secuestro logró minar el temido gobierno de unidad, e incrementó drásticamente la represión israelí. Israel también llevó a cabo docenas de ataques en Gaza, y el 7 de julio dio muerte a cinco miembros de Hamas.

Al final Hamas reaccionó disparando sus primeros cohetes en 19 meses, lo cual dio pretexto a Israel para lanzar su operación Borde Protector el 8 de julio.

Al 31 de julio se había dado muerte a unos mil 400 palestinos, en su mayoría civiles, entre ellos cientos de mujeres y niños. Y a tres civiles israelíes. Grandes áreas de Gaza habían quedado reducidas a escombros. Cuatro hospitales habían sido atacados; cada ataque fue un crimen de guerra más.
Funcionarios israelíes exaltan la humanidad del que llaman el ejército más ético del mundo, que informa a los habitantes de que sus hogares serán bombardeados, práctica que es sadismo disfrazado santurronamente de piedad, en palabras de la periodista israelí Amira Hass: Un mensaje grabado demanda a cientos de miles de personas que dejen sus hogares ya elegidos como blancos, por otro lugar igualmente peligroso ubicado a 10 kilómetros de distancia.

De hecho, no hay lugar en la prisión de Gaza que esté a buen resguardo del sadismo israelí, que puede incluso exceder los terribles crímenes de la operación Plomo Fundido de 2008-09. Las terribles revelaciones suscitaron la reacción acostumbrada del presidente más moral del mundo, Barack Obama: gran simpatía por los israelíes, acerba condena de Hamas y llamados a la moderación a ambas partes.

Cuando los ataques actuales se detengan, Israel espera quedar libre para continuar sin interferencia sus políticas criminales en los territorios ocupados, con el apoyo estadunidense que ha disfrutado en el pasado. Y los pobladores de Gaza quedarán en libertad de regresar a la norma en su prisión gobernada por Israel, en tanto en Cisjordania los palestinos podrán observar en paz cómo Israel desmantela lo que quede de sus posesiones.

Tal es el desenlace probable si Estados Unidos mantiene su apoyo decisivo y virtualmente unilateral a los crímenes israelíes y su rechazo al consenso internacional que desde hace tanto tiempo existe en torno a un acuerdo diplomático.

Pero el futuro sería muy distinto si Washington retirara ese apoyo. En ese caso sería posible avanzar hacia lasolución duradera en Gaza a la que ha convocado el secretario de Estado John Kerry, la cual ha suscitado condena histérica en Israel porque la frase podría interpretarse como un llamado a poner fin al sitio y a los ataques constantes israelíes. Y –horror de horrores– la frase podría incluso interpretarse como un exhorto a aplicar el derecho internacional en el resto de los territorios ocupados.

Hace 40 años Israel tomó la fatídica decisión de elegir la expansión sobre la seguridad, rechazando un tratado total de paz ofrecido por Egipto a cambio de la evacuación del Sinaí egipcio ocupado, donde Israel emprendía proyectos intensivos de colonización y desarrollo. Desde entonces Tel Aviv se ha adherido a esa política.

Si Estados Unidos decidiera unirse al mundo, el impacto sería grande. Una y otra vez Israel ha abandonado planes anhelados si Washington se lo demanda. Así son las relaciones de poder entre los dos gobiernos.

¿Podría cambiar la política estadunidense? No es imposible. La opinión pública ha tenido un giro considerable en años recientes, en particular entre los jóvenes, y no puede ignorarse por completo.

Durante algunos años ha habido buen fundamento para las demandas públicas de que Washington observe sus propias leyes y reduzca la ayuda militar a Israel. La ley estadunidense estipula que no se puede brindar asistencia en seguridad a ningún país cuyo gobierno siga una pauta consistente de graves violaciones de los derechos humanos reconocidos internacionalmente.
Israel, sin duda, es culpable de esa pauta consistente, y lo ha sido por muchos años. El senador Patrick Leahy, de Vermont, autor de esa disposición legal, ha mencionado su aplicabilidad potencial a Israel en casos específicos, y con un bien dirigido esfuerzo educativo, de organización y de activismo, es posible impulsar con éxito tales iniciativas.

Eso podría tener un impacto muy significativo por sí mismo, y a la vez daría una plataforma para acciones ulteriores con el fin de obligar a Washington a volverse parte de la comunidad internacional y observar las normas del derecho internacional.
Nada podría ser más significativo para las trágicas víctimas de tantos años de violencia y represión en Palestina.

* Noam Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambridge, Mass, EU.

(©) 2014 Noam Chomsky
Distributed by The New York Times Syndicate

Traducción: Jorge Anaya

lunes, 4 de agosto de 2014

Cansado de los crímenes de guerra, el mundo empieza a volverse contra Israel


Políticos y medios ya no temen ser tildados de antisemitas

ROBERT FISK

Disfracen la situación todo lo que quieran, pero la verdad duele. El mundo comienza a volverse contra Israel.

Hubo un tiempo en que nuestros políticos y medios tenían un terror visceral a que alguien los llamara antisemitas, cuando de cubrir guerras en Medio Oriente se trataba.

Tan corrosivo y sin escrúpulos era este ataque en contra de nuestra crítica honesta a Israel, que tan sólo la tímida mención de la palabra desproporcionado –como cuando se refiere uno a la diferencia que existe entre el número de muertos árabes e israelíes– provocaba acusaciones de nazismo de todos los simpatizantes de Israel. Quienes apoyaban a los palestinos, en cambio, se ganaban el sobrenombre de pro palestinos, lo cual, en muchos casos, se consideraba sinónimo de pro terroristas.

Así fue hasta el actual baño de sangre en Gaza, que está siendo cubierto de manera sumamente gráfica por periodistas, al grado de que incluso nuestros amos y medios están pasando por una nueva experiencia: el no tener miedo de ser llamado antisemita y empezar a temer a su propio público lector y televidente: la gente común, enardecida por los crímenes de guerra cometidos contra mujeres y niños en Gaza, exigen saber por qué, aún ahora, los magnates televisivos y los políticos rehúsan tratar como seres humanos inteligentes, morales y decentes a los miembros de su propia audiencia.

Con todo, cada vez que un niño empapado en sangre aparece en la pantalla los comentaristas se afirman que las partes juegan al culpable. ¿Jugar al culpable? ¿Creen que esto es un maldito partido de futbol? ¿No es más bien una maldita tragedia?

Funciona así: civiles mueren. Los reporteros lo llaman el resultado de fuego de tanques (Hamas no tiene tanques). Israel afirma que se trató de un disparo fallido de un cohete de Hamas. Hamas acusa a Israel del ataque. Esto es jugar al culpable, porque nadie en realidad puede ser culpable, y el resultado es que deja de importarnos la responsabilidad y nos resignamos.

Tampoco debemos olvidarnos de cuando las bombas estadunidenses mataron civiles en Trípoli en 1986, recuerdo que entonces la culpa fue de un disparo fallido de un misil antiaéreo libio. También hay que recordar que cuando la OTAN atacó el distrito de Shuala, Bagdad, y mató a civiles en 2003, la culpa fue de un “disparo fallido de un misil antiaéreo iraquí, desde luego.
Varios estadunidenses me han pedido que enfatice este punto. Son los mismos que siempre se quejan de que 100 por ciento del Senado de su país está en favor del apoyo a Israel. Esto suena un poco como las votaciones de 98 por ciento con que los dictadores árabes obtienen sus presidencias, excepto en el caso de la cámara estadunidense ¡Esta cifra es real!

Pero el mundo se está volviendo contra Israel, como bien dicen los ministros europeos, con muchísimo tacto, a los israelíes. Y el mundo se vuelve también en contra de nuestros políticos y amos de los medios, quienes insisten en insultar al público.

¿Cuántas veces más espera el New York Times que sus lectores toleren editoriales pusilánimes como el de la semana pasada? Hubo ataques mortíferos en Gaza, según el diario. El total de muertos fue de al menos 750, en su gran mayoría palestinos. Y luego el absurdo total: hubo acusaciones mutuas –entre Israel, Hamas o algún aliado de Hamas– sobre la autoría de los ataques. Por tanto, afirmó el Times, lo que importa ahora realmente es la forma de detener la carnicería. Así está bien: el juego de la culpa implica que nunca nadie tenga la culpa.

En Francia ha habido repudio popular a la forma en que el gobierno ha reaccionado al calvario de Gaza. François Hollande pidió a Israel corregir su puntería un poquito. Criticó la agresión de Hamas y las represalias israelíes. Pero luego un furioso Benjamin Netanyahu vociferó contra el Elíseo y lo obligó a cambiar de tonada. Hollande repitió su mantra habitual de Israel tiene derecho a adoptar medidas para proteger a su pueblo. Sin embargo, los miembros de la Asamblea Francesa, asqueados por el castigo colectivo infligido a los palestinos que Hollande reviró e hizo un llamado urgente para poner fin a la escalada de violencia. ¡Qué alivio!

En Irlanda, que tradicionalmente es pro palestina, desgraciadamente el Irish Times ha repetido la misma cantaleta que sus tocayos de Nueva York. El día después de que Israel bombardeó una escuela de la ONU y mató a 19 civiles, publicó en su primera plana la declaración de cese el fuego de Israel que daba detalles sobre la tregua y luego mencionó que no hubo reacción alguna de Hamas a dicho llamado. Y sólo después de ello informó a sus lectores de los 19 civiles muertos.

Un lector fustigó al periódico en una carta y lo acusó de balancear la información de manera tal que los palestinos parecieran tan culpables como los israelíes. Un desinterés de ese tamaño en realidad es una forma de apatía moral, señaló de manera muy acertada. El mundo debería al menos agradecer a los periodistas de Gaza, aunque todos sus jefes de redacción estén prófugos.

© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca

viernes, 25 de julio de 2014

El mexicano desobediente

Juan Preciado

El mexicano no es obediente, es sumiso.. También es mezquino: Prepotente con los de abajo y servil con los de arriba. Es por lo anterior que, a la menor provocación y generalmente por causas fútiles, rompe las reglas, no respeta acuerdos e infringe las leyes básicas de convivencia. El señor que desgobierna la ciudad de México (al menos parece que, un café con leche, si lo sabe preparar) de manera arbitraria y poco pensada se ha dedicado a colocar parquímetros en la ciudad. El pretexto es evitar que gente sin escrúpulos haga negocio con la vía pública. Eso dice la fantasía, la realidad muestra que estos señores siguen robando la vía pública. Los parquímetros están tan bien pesados (como la línea 12 del metro, por ejemplo) que uno puede colocar monedas para un máximo de 3 horas. Después hay que salir y colocar más monedas para otras 3 horas. En colonias donde abundan las oficinas, ¿era mucho pedir  aparatejos que cubrieran al menos la jornada laboral?

Pero el mexicano sumiso, acepta la instalación de esos cachivaches. Incluso la gente que habita en esas colonias, acepta gustosa que le den un papelucho para que se le permita estacionarse en la vía privatizada. Mes a mes sube la gasolina, y mes a mes los impuestos se pierden en una nómina de burócratas tan inservibles como los programas de control ambiental. Y el mexicano, no dice, no hace nada. Cuando se tenga que pagar tenencia para poder transportarse en bicicleta, tampoco dirá nada, sumiso,  pagará por el derecho de circular en una ciudad que no está preparada para permitir el tránsito eficiente de ningún vehículo, con o sin motor.

La palabra “Misa” viene del latín, “Missa”, que significa despido. Al término de la celebración litúrgica cristiana, el oficiante terminaba la celebración con la fórmula “Ite missa est”. “Missa” se emparenta con una palabra cuyo significado es enviar o arrojar.
Sumiso es aquel que es arrojado o enviado por debajo. Es el que esta subyugado. Es decir, el que está atado al “iugum”, que es el palo que sirve para unir dos bueyes. Quién esta subyugado esta “dominado” de manera violenta. Y es por esto que obedece, no por su conciencia cívica.

Esa dominación de manera violenta hace que los individuos desarrollen rencor social, un rencor indiferenciado resultado de no poder identificar a un culpable. La violencia intraespecífica que presentan los habitantes de nuestra ciudad, es el resultado de lo anterior. Basta con una persona se ponga detrás de un volante para transformarse en un energúmeno, peor resulta si al individuo lo ponemos detrás de un manubrio: obtenemos un buscapleitos sobre ruedas.

De manera sumisa, se acepta que unos policías con un criterio de la misma calidad de sus pertrechos, cierren de manera absurda calles y avenidas, bajo cualquier pretexto: un desfile para solicitar atención al campo; una carrera de 10 kilómetros patrocinada por una famosa marca de ropa deportiva; la misma carrera pero ahora patrocinada por la cafetería que abre sucursales hasta en el baño de mujeres; y un largo etcétera.  Nadie protesta por lo anterior aunque se desquicie la ciudad mientras duran los eventos y durante un par de horas mas. Pero, las cosas no se pueden quedar así, es por eso que los habitantes mancillados a la menor provocación se pasan la luz del semáforo en rojo; dan vueltas prohibidas; se quedan a la mitad de un crucero para estorbar el paso; en un estacionamiento público ocupan dos lugares; acechan a los peatones y a quién tiene la mala idea de trasladarse en bicicleta cualquier otro día que no sea domingo.

Es increíble que a nadie se le ocurra tirar a la basura la bola de cachivaches que utilizan los incivilizados para apartar lugares de estacionamiento en las calles de la ciudad.

Es increíble que se respete más a esos trebejos que a los señalamientos de tránsito o a cualquier norma elemental de convivencia social. Sumisos ante la arbitrariedad y no obedientes de las leyes. Bonita fórmula.


Y así nos va.

martes, 22 de julio de 2014

El tormento de Gaza y los crímenes de Israel son nuestra responsabilidad



Noam Chomsky

A las tres de la madrugada del 9 de julio, en medio del más reciente ejercicio de la barbarie israelí, recibí la llamada telefónica de un joven periodista palestino en Gaza. Al fondo podía escuchar los gritos de su hijo pequeño en medio de las explosiones y el rugir de los jets que disparaban contra cualquier civil que se moviera, y también contra hogares.

Este joven acababa de ver estallar por los aires a un amigo suyo, quien circulaba en un vehículo claramente marcado como de prensa. Alcanzaba a escuchar los gritos que provenían de la casa vecina, tras la explosión, pero no pudo salir por temor a convertirse en blanco.

Se trata de un barrio tranquilo. No hay objetivos miliares... a excepción de los palestinos, quienes son el blanco de la maquinaria de alta tecnología que Israel posee gracias a que Estados Unidos se la proporciona.
Mi amigo dijo que 70 por ciento de las ambulancias fueron destruidas, y que de todos los muertos y heridos cerca de dos tercios son mujeres y niños. Muy pocos activistas de Hamas han sido víctimas de los bombardeos. Siempre son las víctimas acostumbradas.

Es importante entender lo que es la vida en Gaza cuando Israel se comporta de manera moderada entre una crisis y otra. Una buena representación de esto la reportó el representante de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, Mads Gilbert, el valiente físico experto de nacionalidad noruega, quien ha trabajado mucho tiempo en Gaza y vivió la cruel y asesina operación Plomo endurecido. En todos aspectos, la situación es desastrosa.
Sólo en lo que respecta a los niños, Gilbert reporta: “Los niños palestinos en Gaza sufren inmensamente. Gran cantidad padece desnutrición por las condiciones impuestas por el gobierno israelí, debido al bloqueo al territorio palestino de Gaza. La anemia es común en todos los mayores de dos años, a los que afecta en 72.8 por ciento. Desnutrición, baja talla y bajo peso afecta, respectivamente, a 34.3, 31.4 y 31.45 por ciento de todos los niños del territorio. Estos índices empeoran, según cada nueva medición.

Cuando Israel se porta bien al menos dos niños palestinos son asesinados cada semana, y este patrón se ha mantenido durante los últimos 14 años.

La causa de fondo es la ocupación criminal de los territorios palestinos y todas las medidas que se adoptan en Gaza para que su población sobreviva apenas, mientras los palestinos de Cisjordania son obligados a mantenerse dentro de cantones inaccesibles, todo lo cual pone a Israel en una violación flagrante del derecho internacional y resoluciones explícitas del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, por no hablar de una mínima decencia humana.

Y así continuará mientras Israel sea apoyado por Washington y tolerado por Europa, para nuestra vergüenza eterna.


(Traducción: Gabriela Fonseca)

jueves, 17 de julio de 2014

La verdadera historia oculta de Gaza que los israelíes no están contando esta semana

Ni cohetes de Hamás ni amenaza yihadista global: la clave es la posesión de la tierra palestina
The Independent

OK, así pues hasta esta tarde el balance de dos jornadas de intercambio letal se eleva a 40-0 a favor de Israel. Veamos ahora la historia de Gaza que no oirá contar a nadie en las próximas horas.
Se trata de la tierra. Los israelíes de Sderot sufren el fuego de cohetes lanzados por los palestinos de Gaza y ahora los palestinos están recibiendo su merecido. Claro. Pero, un momento: ¿cómo es que todos esos palestinos —millón y medio en total— han acabado hacinados en Gaza? Bueno, pues resulta que sus familias vivieron una vez en lo que ahora se llama Israel. Y que fueron expulsados —o huyeron para salvar la vida— cuando se creó el Estado de Israel.
Y resulta también que —se aconseja aquí tomar aire con una profunda inspiración— las personas que vivían en Sderot a principios de 1948 no eran israelíes sino árabes palestinos. Su aldea se llamaba Huj. Tampoco eran enemigos de Israel. Dos años antes, esos mismos árabes habían escondido del ejército británico a combatientes de la Haganah judía. Sin embargo, cuando el 31 de mayo de 1948 el ejército israelí se plantó en Huj expulsó a todos los habitantes árabes de la población, ¡a la Franja de Gaza! Y se convirtieron en refugiados. David Ben Gurion (el primer Primer Ministro de Israel) lo llamó una "acción injusta e injustificada". Una pena. A los palestinos de Huj nunca se les permitió regresar a sus hogares.
Y hoy, más de 6.000 descendientes de los palestinos de Huj —ahora Sederot— viven en la misérrima Gaza entre los "terroristas" que Israel proclama querer destruir y que disparan cohetes contra lo que otrora fue Huj. Interesante historia.
Y lo mismo cabe decir por lo que respecta al derecho de autodefensa de Israel. Lo hemos vuelto a oír hoy mismo. ¿Qué pasaría si los ciudadanos de Londres fueran bombardeados como lo son los ciudadanos israelíes? ¿Acaso no devolverían el golpe? Bueno, sí, pero los británicos no tenemos a más de un millón de antiguos habitantes del Reino Unido encerrados en campos de refugiados en unos pocos kilómetros cuadrados alrededor de Hastings.
La última vez que se utilizó este argumento falaz fue en 2008, cuando Israel invadió Gaza y mató al menos a 1.100 palestinos (tipo de cambio: 1.100 contra 13). ¿Qué pasaría si a Dublín la atacaran con cohetes?, preguntó entonces el embajador de Israel. Ahora bien, en la década de 1970 la ciudad británica de Crossmaglen, en Irlanda del Norte, sufrió el ataque de cohetes lanzados desde la República de Irlanda pero no por ello la RAF se vengó bombardeando Dublín y matando a mujeres y niños irlandeses. En Canadá, en 2008, los partidarios de Israel blandieron el mismo argumento falaz. ¿Qué pasaría si a la gente de Vancouver o Toronto o Montreal la atacasen con cohetes disparados desde sus propios suburbios? ¿Cómo se sentirían? Sin embargo, los canadienses no han empujado a campos de refugiados a los habitantes originales del territorio canadiense.
Y ahora vámonos a Cisjordania. Al principio Benjamin Netanyahu dijo que no podía hablar con el "Presidente" palestino Mahmoud Abbas porque no representaba también a Hamas. Luego, cuando Abbas formó un gobierno de unidad [con Hamas], Netanyahu dijo que no podía hablar con Abbas porque se había aliado con la "terrorista" Hamas. Ahora dice que sólo se puede hablar con Abbas si rompe con Hamas, aunque si lo hace dejará de representar a Hamas.
Mientras tanto, el gran filósofo israelí de izquierdas Uri Avnery —90 años de edad y por fortuna tan recio como siempre—, ha llamado la atención sobre la última obsesión de su país: el peligro de que Isis lance un asalto hacia el oeste desde su “califato” sirio-irakí y llegue hasta la ribera oriental del río Jordán.
"Y Netanyahu dijo", según Avnery, que "si no son detenidos por una guarnición israelí permanente estacionada allí (en el río Jordán), llegarán hasta las mismas puertas de Tel Aviv". La verdad, por supuesto, es que la aviación israelí aplastaría a Isis en el mismo instante en que osara cruzar la frontera con Jordania desde Irak o Siria.
La importancia de eso, sin embargo, es que si Israel mantiene su ejército en el Jordán (para proteger a Israel de Isis), un futuro Estado "Palestino" no tendrá fronteras y será un enclave dentro de Israel rodeado por todas partes por territorio controlado por los israelíes.
"Igual que un bantustán sudafricano", dice Avnery. En otras palabras, jamás existirá un Estado palestino "viable". Después de todo, ¿acaso no es Isis lo mismo que Hamas? Por supuesto que no.
Pero no es eso lo que le oímos decir a Mark Regev, portavoz de Netanyahu. No, lo que le dijo a Al Jazeera fue que Hamas era "una organización terrorista extremista no muy diferente de Isis en Irak, Hezbollah en el Líbano, Boko Haram ..." Basura. Hezbolá es una milicia chií que en Siria combate a muerte contra los musulmanes sunitas de Isis. Y Boko Haram —a miles de kilómetros de Israel— no es una amenaza para Tel Aviv.
Pero usted ya ha captado el concepto. Los palestinos de Gaza —y, por favor, olviden para siempre a los 6.000 palestinos cuyas familias son oriundas de Sederot— están aliados con las decenas de miles de islamistas que amenazan a Maliki en Bagdad, a Assad de Damasco o al presidente Goodluck Jonathan en Abuja. Más interesante aún: si Isis se dirige hacia las lindes de Cisjordania, ¿por qué el gobierno israelí sigue construyendo allí colonias para los civiles israelíes de forma ilegal y en tierras árabes?
Todo esto no tiene que ver solamente con el vil asesinato de tres israelíes en la Cisjordania ocupada o con el vil asesinato de un palestino en la Jerusalén Este ocupada. Tampoco con la detención de numerosos militantes y políticos de Hamas en Cisjordania. Tampoco con los cohetes. Como de costumbre, el meollo del asunto es la tierra.

miércoles, 16 de julio de 2014

Heriberto


Enrique López Aguilar

En el mundo de la dirección orquestal existe un número abundante de nombres célebres; dentro de ese repertorio nominal, hay dos prestigios que me resultan incomprensibles: el de Toscanini y el de Von Karajan. Dejo a otros la reflexión acerca de por qué es fascinante la velocística y aplanada versión que de la Quinta de Beethoven hizo el italiano (indicio de otras cosas que deshizo): hoy trataré de vislumbrar la fama del director austriaco.

Actualmente, hay un amplio abanico de directores y estilos interpretativos, los cuales van desde la llamada dirección filológica (investigación alrededor de partituras históricas –ediciones y manuscritos originales– e instrumentos de época), como en los casos de Jordi Saval, John Eliot Gardiner o Harnoncourt, hasta la dirección “romántica” tradicional, como la realizada por Barenboim. Para efectos del gusto musical, no se trata de optar por uno solo de los estilos interpretativos, aunque haya quienes así lo prefieran, sino de apreciar los avances musicológicos y la profundización en las calidades del texto que supone la versión ofrecida por cada director. En el caso de Von Karajan, cuya fama comenzó a expandirse a comienzos de los años setenta, éste supo vender al público la imagen del Herr Direktor, no exenta de pintoresquismo, como el de dirigir de memoria y con los ojos cerrados (vacuidades que, de otra manera, también ofrecería Leonard Bernstein). Además de eso, su constante presencia en las grabaciones de Deutsche Grammophon, al frente de la Orquesta Filarmónica de Berlín, ayudaron a consolidar lo que se conoció como el “sonido Karajan” y el ascenso del mito: dar un apellido reconocible hasta para quienes nunca fueron melómanos, hacer de sus discos un punto de referencia para casi toda la música mal llamada “clásica” y creer que él era el director por antonomasia.
¿Quién fue Herbert von Karajan (Salzburgo, 1908-Anif, 1989)? Perteneció a una familia salzburguesa acomodada, de origen griego, cuyo ascenso social pasó del estatus de migrante –a mediados del siglo XVIII –, al de familia ennoblecida a finales del mismo siglo, luego de instalarse en Sajonia, donde trabajó al servicio de Federico Augusto I: para 1792, los Karajanis no sólo agregaron el von a su apellido, sino que lo germanizaron al transformarlo en Karajan. Heribert (quien cambió su nombre por Herbert), comenzó sus estudios musicales en 1916. En 1929 debutó como director en Salzburgo y desde 1933 su carrera tuvo un impulso significativo al inscribirse como miembro del Partido Nazi (Aufnahmegruppe der 1933er, nachgereichte). Sin embargo, Adolf Hitler recibió con desdén al joven director después de que éste se equivocó al dirigir Die Meistersinger von Nürnberg para los reyes de Yugoslavia, en junio de 1939: al dirigir sin partitura, Karajan se perdió y, en medio de la confusión, Hitler dijo a Winifred Wagner: “Herr von Karajan jamás dirigirá en Bayreuth mientras yo viva”, y así fue. Terminada la guerra, no volvió a mencionar ese incidente. Después de la muerte de Wilhelm Furtwangler, en 1954, comenzó a dirigir la Orquesta Filarmónica de Berlín, con la que produjo una gran cantidad de cintas, acetatos y cedés.

No consta que el nazismo de Von Karajan haya incluido su participación en crímenes de guerra, pero aprendió a convertirse en un pequeño Führer dentro de su modestoReich , lo cual le dejó una muy buena cantidad de euros, contabilizados en su fortuna personal el día de su muerte. Megalómano, superficial y conservador, dirigió la música que él consideraba digna de tal nombre (siempre dejó de lado el atonalismo y la música contemporánea) e hizo creer que su gusto personal era sinónimo de La Música. Quiso dirigir a Bach y Händel, pero sus versiones no son competencia para las de Kart Richter; Solti y Boulez hacen olvidar lo que intentó con Mahler; Karl Bohm hizo versiones históricas con Haydn, Mozart, Beethoven y Brahms, con quienes Karajan fue torpe y grandilocuente; y si alguna vez se atrevió con Shostakovich y Sibelius, su dirección se vuelve insignificante frente a Rostropovich y Paavo Berglund. En ese sentido, Karajan no dejó huella alguna dirigiendo a Bruckner ni a otros muchos, ni se interesó por autores como Carl Nielsen.


El fenómeno del “sonido Karajan” recuerda el del “sonido beatle”, creado por Phil Spector, aunque con ventaja para éste: el trabajo de los ingenieros de sonido en la consola de grabación. Ya cumplidos cien años del nacimiento de Von Karajan, es un buen momento para agradecer que nos haya dejado desde 1989. A la música le va mejor sin él.

lunes, 26 de mayo de 2014

Llegaron las lluvias

Juan Preciado

Cada que llega la temporada de lluvias, al unísono comienzan las declaraciones que aseguran: las inundaciones en la ciudad son resultado, no de las deficiencias en el sistema del alcantarillado, ni de la basura que tapa las -de por sí insuficientes- coladeras, sino a las lluvias atípicas que suceden, ¡oh paradoja!… cada año.

Si pensamos que alguien que no sabe diferenciar típico y atípico es el responsable del sistema de aguas de la ciudad,  comenzamos a entender la raíz del problema. Toda el agua que llega en la temporada es enviada directamente al desagüe; se entubaron los ríos que llegaban a la ciudad con el objeto, no de aprovechar el agua, si no para vaciar ahí los desechos de la ciudad. Terrible y equívoca solución. El resultado de entubar es que, en temporada de lluvias, la ciudad se inunda con aguas negras, mientras el agua potable escasea el resto del año.

El acceso al agua potable nos muestra la desigualdad social que prevalece en tan progresista ciudad. Agua turbia, llena de residuos, que no sirve para consumo humano, ni siquiera para lavar ropa al oriente de la ciudad; abundante agua, cristalina, para regar parques y jardines o dejarla correr en constantes fugas, al poniente de la ciudad, en las zonas de mayor poder adquisitivo. Y sólo por casualidad, las inundaciones siempre suceden al oriente, hacia donde se dirigen los desechos de la inmensa capital.

Por el rumbo de Santa Fe llegan a la capital del país el río Becerra y el río Tacubaya. El río Becerra llega con agua de aceptable calidad que se contamina de desechos antes de ser entubada. Una vez entubada, tiene que cruzar toda la ciudad para salir por el túnel emisor oriente, con la cauda de desechos que se agreguen en su recorrido. Algo absurdo. Las únicas plantas de tratamiento de agua en la ciudad, se encuentra dentro de los inmensos “desarrollos de lujo” de uso mixto que por doquier se construyen en la atiborrada ciudad de México.

Por la zona de San Bartolo Ameyalco, al sur de la ciudad, llegan el río Magdalena y el río Eslava. Zona de grandes contrastes socioeconómicos, presenta el modelo a seguir por la administración local en lo que se refiere a justicia social. Para los menos favorecidos, escasez de agua; en la misma zona, fraccionamientos de lujo se benefician de la llegada de ambos ríos para, entre otras cosas, poder llenar las albercas. Cualquier otra cosa que se diga respecto al actual enfrentamiento entre las “autoridades” y los pobladores de San Bartolo Ameyalco, es, como siempre, un embuste. Paréntesis: Padeciendo  a nuestras “autoridades”, es de risa saber que, autoridad proviene de “auctoritas” una palabra que, entre otras cosas, designaba una realidad creadora, así como progreso; habrá que buscarles otro nombre.

El problema del agua de la ciudad de México es una bomba de tiempo con muchos billetes de por medio. Si la solución de la administración local tiende hacia la tramposa e inútil privatización, se perderá muchísimo dinero, muchísima agua y será mejor pensar en irse a vivir a otro lado. ¿Por qué privatizar la solución a un problema que está al alcance del gobierno de la ciudad resolver? ¿Por qué buscar la solución donde no la hay, inventando excusas como la falta de dinero para justificar la búsqueda de inversión privada? Para encontrar respuesta a un problema que suponemos irresoluble o para encontrar lógica a la absurda solución propuesta, Sherlock Holmes, el personaje inventado por Arthur Conan Doyle nos da la pista: Follow the Money.

Y entonces caemos en cuenta de lo obvio: detrás de la intentona de encargar a particulares lo que es responsabilidad del gobierno, hay mucho dinero en juego. Y lo anterior es válido, tanto para el sistema de aguas de la ciudad de México, como para la CFE o la anunciada inversión extranjera en PEMEX. Sabemos que abrir cualquier responsabilidad del gobierno local y federal a la inversión privada, significa cobrar elevadas comisiones por concesionar el gran negocio a los amigotes; lo de siempre, negocio redondo para unos cuantos.

La venta de agua embotellada a un elevado precio, es el inicio de la privatización.