Montajes
Juan Preciado
El
30 de octubre de 1938, sin prevenir a nadie, un actor de cine comenzó a transmitir por radio una adaptación de la
novela de H. G. Wells “La guerra de los mundos”, como si se tratara de un
noticiero que en directo, reportara sucesos reales. La reacción social que
provocó ha sido comentada hasta el hartazgo; lo que deseamos destacar en este
momento es que su estrategia perfila paso a paso los métodos de comunicación
actuales para provocar una reacción similar. Los radio escuchas de ese entonces
eran ciegos; casi 100 años después los internautas también. ***
En
1987, se estrena una película de ciencia ficción basada libremente en una
novela de Stephen King. La anécdota, un concurso de televisión en vivo -hoy le
llamarían “Reality show”- en el que los participantes deben sobrevivir a una
carrera mortal, se desarrolla en el año 2017, donde el estado policial mantiene
a las personas dentro de sus casas, mirando todo el día las barbaridades
proyectadas en el televisor. El asunto es que nada de lo que se mira es real,
ya que todos los concursantes son asesinados de inmediato y la carrera es una
recreación electrónica, que incluye imágenes de los felices ganadores
disfrutando del clásico viaje todo pagado en hermosas playas. Se descubre además
que los canales de noticias funcionan exactamente igual.
Actualmente,
es posible colocar de manera electrónica imágenes sobre un rostro, para que el
actor suplante al personaje principal, que bien puede ser una conocida actriz
involucrada de esta manera en una película pornográfica, el presidente de un
país simulando una visita de estado, un hombre de negocios dirigiendo una junta
de trabajo o un fallecido cantante popular mágicamente resucitado.
Los
videomontajes han desplazado a los
fotomontajes con la misma finalidad: suplantar la realidad.
Y los intentos por
suplantar la realidad son viejos y variados. Se sospecha seriamente que fue un
doble y no Mussolini la persona asesinada en Villa Belmonte. Dante fecha su
viaje místico cinco años antes a fin de aparentar que lo narrado en la “Divina Comedia”,
principalmente el destino de sus enemigos políticos, que obviamente están todos
en el infierno, pasara por profecía. Ante la amenaza de ser quemado vivo por brujo, el poeta confesó
la trampa.
Todos
los días recibimos de manera machacona noticias de cuán terrible y pestífero es el
oscuro virus (obscurus es aquello que
no se ve) que aterra al planeta. Nos llama la atención (por ahora) uno de sus
síntomas, la pérdida del olfato. Desde la antigüedad, el olfato está asociado a
la capacidad de prever el futuro. Pero, no se trata de facultades paranormales,
se trata de descubrir las claves del presente a través del conocimiento, y de
esta manera comprender lo que viene. Al
hombre sagaz, es decir, al que esta “dotado de fino olfato”, ahora lo nombramos
así por ser “astuto y prudente, que prevé y previene las cosas”. Sabemos que el olfato
complementa de manera importante el sentido del gusto. Y el hombre de juicio,
en la mesa y en la vida es aquel que sabe. Podemos continuar con esta extraña
metáfora, pareciera que la pérdida del olfato, en caso de ser atacados por la
extraña enfermedad, fuera la manifestación física –su réplica o su burla- de la
misma falta de sagacidad que nos pone a merced de las falsas noticias y las
aviesas intenciones de quien las propaga. Y como nos dice el famoso detective
inglés, cuando aparentemente no existen pistas para descubrir un crimen, hay
que seguir las huellas del dinero. El beneficio económico (quién y cómo) nos llevará a
resolver el misterio.
Otro
ejemplo tomado de lo que pareciera ser simple ficción. En una película de 1988
el protagonista debe enfrentar lo que parece ser una amenaza terrorista,
rehenes incluidos. En realidad, el objetivo es robar la bóveda de bienes que se
oculta en los sótanos de un rascacielos
que termina hecho añicos. A minutos del final, cuando el plan se descubre, el
policía pregunta, indignado e incrédulo:
“¿Toda
esta destrucción, todo este sacrificio, sólo para cometer un robo?”.
Y
así estamos.
Y
así nos va.
*** (Curiosamente, según el relato, la humanidad se salva, ya que los invasores extraterrestres sucumben a los agentes infecciosos de nuestro planeta).
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