Héctor Vasconcelos
México, D.F., a 15 de enero de
2013.
Dr. David T. Ellwood
Director
Escuela de gobierno John F.
Kennedy,
Universidad Harvard
Muy estimado señor Director:
En mi
calidad de graduado de la Universidad de Harvard –generación 1968 de Harvard
College– le dirijo estas líneas para expresar mi rechazo absoluto a la
presencia del Sr. Felipe Calderón en nuestra universidad. La invitación que se
le hizo para una estancia académica, así sea sólo por un año y no en calidad de
profesor, es una negación radical de los valores que la universidad me inculcó.
Precisamente porque debo a Harvard mi formación intelectual y los cuatro
mejores años de mi vida me siento profundamente agraviado.
Millones
de mexicanos (entre 30 y 40 por ciento del electorado) pensamos que Calderón
fue impuesto en la Presidencia por los poderes fácticos de mi país y que nunca
pudo demostrar que ganó en buena lid las elecciones de 2006. Fue un presidente
legalizado por autoridades electorales –-que en dos ocasiones han traicionado
su vocación democrática. Pero no legítima. Por otra parte, inició una mal
planteada y devastadora guerra anticrimen organizado, que no formó parte de su
plataforma electoral y sólo se desató para buscar una legitimidad que las urnas
le habían negado. Su fragilidad política lo llevó a provocar un desgarramiento
nacional de consecuencias imprevisibles. En apretadísima síntesis, el legado de
su gobierno puede resumirse en más de 90 mil muertos, alrededor de 25 mil
desaparecidos, decenas de miles de desplazados y una violencia generalizada que
ha dejado a zonas enteras del país fuera del control del Estado. Igualmente
grave durante su gobierno el número de mexicanos en condiciones de pobreza
creció de 45.5 a 57 millones y el de ciudadanos en pobreza extrema se
incrementó en 144 por ciento, es decir, 6.5 millones adicionales a los 14.7
millones que se encontraban en esa condición en 2006 (cifras al cierre de
2010).
Quizá no
se perciba en Estados Unidos que Calderón es, asimismo, un representante
histórico de la derecha religiosa. Durante su gobierno se vulneró en los hechos
y de manera ostentosa al estado laico, que en México es una de nuestras más
preciadas conquistas.
En otro
orden de cosas, durante mucho tiempo, la capacidad para manejar la lengua
inglesa con al menos corrección, fue un requisito para estar en Harvard. Como
usted apreciará en sus encuentros con él, el inglés del señor Calderón provoca
pena ajena. A mí, me sonroja. Yo tuve eminentes profesores –Brzezinski,
Kissinger, Stanley Hofmann, entre otros, que, sin haber nacido en Estados
Unidos manejaban un inglés perfecto.
Por todo
lo anterior considero que la presencia de Calderón en Harvard contradice los
valores de democracia representativa, pensamiento crítico y honestidad
intelectual y moral que la universidad promueve. Espero que la escuela Kennedy
reconsidere y sea sensible al sentir de millones de mexicanos.
En caso
que Harvard sostenga el nombramiento de Calderón, me veré en la dolorosa
situación de devolver a la universidad mi grado académico, que es el documento
que más he apreciado en mi vida. Me dolería mucho que Harvard, que ha sido una
conciencia moral de Estados Unidos por casi cuatro siglos, baluarte de
liberalismo y el anticonservadurismo, y ha producido estadistas como F. D.
Roosevelt, hoy acogiese a quien representa lo contrario de sus valores
tradicionales. Si la universidad ha cambiado sus principios o no tiene ya
ningunos, entonces, no deseo mantener su título.
Muy atentamente.
Suyo.
Héctor Vasconcelos
Generación 1968, Harvard College
Ex embajador de México en Noruega,
Dinamarca e Islandia.
c.c.p. Dr. Drew Gilpin Faust,
Presidenta de la Universidad de Harvard
c.c.p. H.E. Anthony Wayne.
embajador de Estados Unidos
No hay comentarios:
Publicar un comentario