SIMULACROS
Juan Preciado
La
palabra “Simulacro” llega al español a través del latín “simulacrum”, esto es,
la representación de algo y después, el cada vez menos usado sinónimo de
falsificación. Falso es, entre otras cosas, aquello “falto de ley”, que no
tiene regla alguna o que la violenta.
Cada
año, los legisladores, aquellos que supuestamente establecen las leyes para el
ordenamiento de la sociedad, modifican las existentes y crean nuevas, muchas
leyes nuevas, simulando que trabajan, en un país donde la ley es letra muerta
por decreto, pero se simula su existencia. Las leyes en nuestro país son
falsas, ya que cualquiera puede violentarlas, si tiene el dinero suficiente o
los amigotes adecuados. Los encargados de aplicar la ley son falsarios, dado
que el 99% de las veces se hacen de la vista gorda al momento de aplicarla
debido a los futuros dividendos que su “descuido” les promete.
Lo
impuesto es aquello obligado, nunca utilizando las mejores maneras. Impuesto es
el dinero que el estado demanda de los ciudadanos que realizan actividades
económicas, y es obligado, dado que nadie, en sus cabales, le pagaría un peso a
quien brinda tan pésimo servicio de administración pública.
Según
la miscelánea fiscal para el año 2022, las personas físicas y morales obligadas
a pagar impuestos por el hecho de ganar dinero a pesar de todos los
inconvenientes que conlleva habitar un Estado fallido, podrán beneficiarse a
través de un simulacro denominado “Régimen simplificado de confianza”, que
reduce sustancialmente la carga impositiva para aquellas personas morales y
físicas, que tengan ingresos anuales menores a 35 millones de pesos y 3.5
millones de pesos respectivamente.
El
simulacro consiste en hacer creer que a través de semejante mecanismo, el
número de contribuyentes aumentará en un 30%, según palabras de la autoridad
hacendaria.
La
pregunta preocupante es, ¿y de dónde espera obtener los ingresos faltantes la
administración actual? Ese dinero tiene que salir de algún lado. A través de
otra resolución, se incrementará el monto del dinero circulante, dado que la
autoridad hacendaria pretende limitar las operaciones con dinero en efectivo,
provocando con ello que dichas transacciones se realicen fuera del alcance de
las instituciones bancarias y del fisco.
¿Cuál
será el negocio en puerta, que considera conveniente el aumento de dinero
circulante?
Es
curioso que la palabra simulacro comparta raíz con la palabra simultáneo. Y es
que, en cada simulacro montado por las “autoridades”, se opera de manera
simultánea (que sucede al mismo tiempo) el verdadero objetivo que se intenta
ocultar.
¿Tendrá
algo que ver lo anterior con el temible (dadas las consecuencias que promete)
boletín publicado el día 5 de agosto del presente año por la secretaría de
desarrollo urbano y vivienda de la ciudad de México?
Se
proyecta autorizar negocios inmobiliarios que impliquen afectación de vías
primarias y se hará la vida imposible de los ciudadanos ahí donde se autorice
el desarrollo de un esperpéntico programa de “vivienda incluyente”. Se prometen
viviendas a un precio de 600 mil pesos. Y a partir del próximo año, el monto
máximo para adquirir un inmueble pagando en efectivo, será de 719 mil pesos.
Qué conveniente.
Las
“facilidades” administrativas (punto 5 del boletín) prometidas para el
desarrollo de vivienda en la capital, no tendrán efecto en las alcaldías de
Iztapalapa, Iztacalco, Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta debido a que son
“demarcaciones donde se registra falta de agua”.
El
objetivo obvio es lograr que la carencia de agua potable abarque la capital
toda.
La
“administración” actual de la capital del país sabe perfectamente (por que
fueron compinches) que en las alcaldías Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón, Benito
Juárez y Cuajimalpa, donde la “administración” anterior hizo sus jugosos
negocios inmobiliarios, los habitantes de los flamantes y novísimos desarrollos
residenciales deben adquirir a través de pipas el agua que no llega desde la
red pública. Imposible permitir que las demás alcaldías queden fuera de
semejante manifestación de progreso y bienestar.
Los falsos indicadores de bienestar por venir tienen una notoria intención
electoral, en el país todo y en la capital. Si es la alcaldía que promete
seguir votando por la administración actual, la estrategia para ganar las
elecciones locales del 2024 es hacer de la capital del país un enorme
Iztapalapa.
Y
así nos va.
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