jueves, 9 de abril de 2020


Verdadera democracia

Juan Preciado


Al barril de pólvora llamado sistema nacional de salud se le aproxima un cerillo encendido, a manera de virus de origen asiático. Años de abandono, irresponsabilidad criminal y ninguneo se ocultan tras las envalentonadas e histéricas amenazas de usar la fuerza pública para que las personas permanezcan en sus casas, mientras los responsables actuales y anteriores de la salud pública cruzan los dedos para que los micro hospitales de la megalópolis y el paracetamol sean suficientes. ¿Pero es que ahora si les importa la salud de la población?

Un ejemplo de los miles que hay: ¿Qué puede hacer un hospital promedio de un sobrepoblado municipio del Estado de México con 80 camas en general, solamente 10 lugares para cuidados intensivos y con una población de un millón y medio de derechohabientes? Pues efectivamente, nada. Así que mejor sacar a la fuerza pública, hay más policías que médicos y enfermeras. Ésta vez, los consultorios instalados en las farmacias no van a servir de mucho.

Los medios llevan la cuenta de los muertos debido al terrorífico virus, 174 en poco más de un mes. El número de asesinatos en nuestro país por día es de 86, un total de 2 mil 585 asesinatos durante el mes de marzo. Y eso no es motivo para cerrar negocios, mucho menos tratándose de restaurantes, bares y casinos, el negocio preferido de quien alguna vez se sirvió de las arcas públicas.
Durante el mes de marzo, de 2018, el número de asesinatos reconocidos  fue de 2 mil 909; marzo 2017, 2 mil 527; marzo 2016, mil 723; marzo 2015, 2 mil 651, y así cada año, desde hace muchos años. En el mes de marzo del año 2000, se reconocieron 2 mil 19 asesinatos. Desde el año 2000, el número promedio de asesinatos por año es de 18 mil 404, siendo el año 2018 el más violento hasta ahora con 36 mil 685 y 2007 el menor con 8 mil 867. Y nadie suspendió nada para detener el contagio de asesinatos. Y este siguió, sigue y seguirá, ya que no se hace absolutamente nada para contenerlo.

En el año 2010 en ciudad Juárez se reconocieron más de 300 asesinatos de mujeres. El perfil de siempre: mujeres jóvenes que trabajaban en alguna maquiladora. Y a nadie se le ocurrió cerrar las maquilas hasta que el número de contagios disminuyera. Y el número de contagios continuó y desde entonces va en aumento en todo el país. El Estado de México es el estado de la república con mas contagios reportados, mas de 400 mujeres asesinadas durante 2019. Y no se ha declarado emergencia de ningún tipo

“-¿quién es la mujer aquella que parece media ciega y así como loca y que está de pie sobre  una bola de piedra?

-Llámanla Fortuna y es no solamente ciega y loca, sino también sorda”

Tabla de Cebes

La desgracia es una verdadera democracia. Ahora sí, todos, absolutamente todos están expuestos al contagio, por eso la histeria. La satanización por caer enfermo, se obedezca o no el “quédate en casa” reemplaza al “ellas se lo buscaron”.

Abandonar el país no es opción. No salva ni la cartera, ni la familia, ni el amigote, ni el seguro de gastos médicos mayores, ni la negligencia criminal, ni la asociación delictuosa, ni el robo al erario (desvío de recursos le dicen); mucho menos el presupuesto. La realidad es que, independientemente del peligro que representa la enfermedad viral, y la urgente necesidad de tomar medidas de salud pública consistentes, congruentes y por ende efectivas, lo que preocupa al sistema son dos cosas principalmente. La primera es que se revele sin poder pretextar nada, el estado de ruina y abandono en que se encuentran la seguridad social en general y el sistema de salud pública en particular en nuestro vilipendiado país y la segunda, que se afecte a los que siempre han estado a salvo. 

Ahora si todos (pero todos)  son candidatos a poner los muertos, no solamente los de siempre, los que nunca cuentan. Es por eso que los medios de adoctrinamiento de masas nos informan con gran pena como es que grandes “personajes” ahora están en serio peligro por culpa de ese virus cochino. Y obviamente todo mundo debe mostrar ahora si solidaridad para los que de otra manera se sienten (y en la mayoría de los casos resultan) intocables.

Y así nos va.


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