viernes, 20 de enero de 2012

Lúgubre vigilia en espera del misterioso admirador de Poe

Por tercer año consecutivo no llegó


La visita del Poe Toaster a la tumba del escritor podría no volver a ocurrir jamás

Viernes 20 de enero de 2012.

Por tercer año consecutivo, el admirador misterioso que cada año ofrenda tres rosas rojas y una botella de coñac en la tumba del escritor Edgar Allan Poe (1809-1849) no apareció.

Desde la medianoche de ayer, la víspera del aniversario del narrador estadunidense, un grupo de personas se reunió en una lúgubre vigilia con el anhelo de ver al llamado Poe Toaster en el cementerio de Baltimore. Sin embargo, la visita anual podría no volver a ocurrir jamás.
La flores y el licor posaron una vez más sobre la tumba del autor de El cuervo, quien este 19 de enero cumpliría 202 años de haber nacido.

Pero esta vez no fueron depositadas por el anónimo hombre que desde hace seis décadas acudía a la ineludible cita, sino por personas que continuaron con la costumbre. Jeff Jerome, encargado del Museo-Casa de Poe, encabezó la última espera, en lo que dijo que podría ser el fin de una tradición.
Desde 1949, año del centenario luctuoso de Poe, cada 19 de enero una figura sombría visitaba durante las primeras horas de la madrugada la tumba original del poeta y escritor. Dejaba tres rosas y media botella de coñac Martell, un ritual que continuó durante 60 años, hasta que en 2010 Poe Toaster no apareció, tampoco al año siguiente y una vez más este año no se infiltró la sombra.

Curiosos, incluso representantes de la prensa, han tratado durante décadas de develar la identidad del fiel admirador. El único resultado ha sido una fotografía difusa del individuo vestido con ropa oscura, que se tapa el rostro con una bufanda blanca y se apoya en un bastón plateado. Después de seis décadas del homenaje anual, se especula que tal vez ha muerto.
Un cuervo pétreo reposa grabado sobre la tumba en la parte trasera del cementerio de Westminster, que marca el lugar donde fue enterrado originalmente Edgar Allan Poe, fallecido a los 40 años de edad el 9 de octubre de 1849, como indica el monolito. El 17 de noviembre de 1875 complementa las fechas, cuando fue trasladado a un monumento mayor frente a la iglesia.
Su esposa, Virginia Poe, permanece a su izquierda, mientras su tía y suegra María Clemm lo hace a su derecha, según se puede leer en el sepulcro.

Dolor, angustia y excesos

La muerte de una de las grandes plumas estadunidenses es un misterio, justo como los relatos que le han dado inmortalidad, al igual que el enigma que rodea a su fiel admirador.
El autor de La caída de la Casa Usher murió en medio del delirio, después de ser hallado en las calles de Baltimore.
No se conoce la causa médica del fallecimiento, pero abundan leyendas alrededor del acontecimiento y una larga lista de especulaciones: alcoholismo, ataque cardiaco, epilepsia, sífilis, meningitis, cólera, hasta asesinato o suicidio. Señor, ayuda a mi pobre alma, se dice que fueron las últimas palabras del personaje.

Después de que su esposa falleció, en 1847, vivió años de dolor y angustia, de excesos entre láudano y alcohol. Tras el último suspiro, pocos días antes de contraer segundas nupcias con su novia de la juventud, Sarah Elmira Royster, fue enterrado en el cementerio de Westminster sin una lápida. Los informes médicos y el certificado de defunción se extraviaron. Cuando sus restos fueron trasladados al monumento actual, nuevamente hubo confusión para identificar el cuerpo. El misterio y lo insólito lo persiguen más allá de la muerte, con historias y datos que se convierten en mito.

La melancolía, lo nocturno, lo gótico y lo siniestro, el romanticismo oscuro son parte no sólo de su poesía, sus relatos extraordinarios y sus novelas, sino de la leyenda de Poe, quien en vida fue duramente criticado por haberse casado a los 26 años con su prima Virgina Clemm, de 13 años de edad. Menospreciado y criticado en su escritura (entre otros por Aldous Huxley y Harold Bloom), al mismo tiempo ha ejercido influencia sobre otro grandes como Charles Baudelaire, H.P. Lovecraft, Franz Kafka, Guy de Maupassant, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.

Con información de Ap

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